Las aguas golpean
la ventana;
Una suave corriente se
hace escuchar antes de
desembocar en el mar.
El dolor se agita en el horizonte
y este riachuelo entra paulatinamente
calmando toda la sed que tiene el océano.
Devorar antes de gritar.
Una gota para sobrevivir.
Una gota para existir.
Una gota está lista para fluir.
El sonido del líquido
corre por las venas;
Apacienta la desesperación
de existir.
Inhibe todo vivir.
Presentemente ausente has
proyectado una imagen tan real
que aquel cadáver se dejó estar.
Lava ese estupor hasta
que se duerma.
Cuando la muerte llama a la
puerta no hay nada que ese poder
pueda hacer.
La angustia de dejarte
copa todas las paredes que,
de blanco, se van tiñendo.
En este momento en que charlas
a solas con tu alma; La vida, de gota
en gota, se desarma.
Comienzan los bostezos
mortíferos, el aire empieza
a exiliarse;
Ya no puedes mirarte.
Del polvo he nacido y
en polvo ahora me he convertido;
Las tardes de morfina
por fin se han terminado.
Aquí arriba el dolor a cesado.
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