jueves, 16 de septiembre de 2010

CONSAGRANDO LA REALIDAD DE NO QUERER SOÑAR

He cerrado mis ojos
una vez más y temo
soñar.
Tengo una realidad que
no puedo enfrentar.

El miedo recorre toda mi
mente y es imposible
que estés ausente.
Una extraña sensación escapa
de mi cabeza y todas esas ganas
se despedazan.

El sol pinta el cielo con
colores espaciales y los
jardines me abren todos
sus jazmines.
La gente camina por la
vereda de alfrente y todas sus
caras olvidan que no estoy
presente.

Las luces todavía no se encendían;
aquella esfera gigante me entregó
sus destellos como un enjambre.
Esos luminosos tienen nombre.

La luna se aproxima y en mí
se queda toda la adrenalina de
aquel sueño que se avecina.

Mis momentos de despierto
están llegando a su fin, y
estos minutos restantes me hacen
pensarte justo un segundo antes.

En mí entraste y ya
no hay manera de sacarte,
es hora de soñarte.

Las realidades del presente y
del ayer intercambian roles
creando un futuro fuera de todos
los lugares.

Mis ojos se abrieron con el
sonido de la mañana,
todo lo que tuve se esfumó
con el canto que hizo el presente.

Quererte.
Cantarte.
Mirarte.
Olvidarte.
Odio soñarte y no poder
siquiera abrazarte.

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