ACCIÓN (PARTE I):
Sonidos propagados por el espacio.
El eco de una voz inunda la inmensidad.
El eterno ritmo del infinito cala hondo.
Las plantas viajan a la velocidad de la luz y
el hombre sigue el eterno sendero, ese que se
rompe a medida que avanzamos.
¿Quién se robó el sol?
¿A dónde fue a parar ese calor que antaño
propagamos con tanto fervor?
La alianza se pudre y el cuerpo va perdiendo
ganas de volar.
¡Y esa sed impaciente jamás logró saciarse!
Ah, nunca bebió de esa copa.
Como raza me desligo, me aparto y trato
de esconderme en un lugar que se le hace
muy fácil encontrar. No tengo lugar donde
descansar, porque él no descansa.
Mi vida he vaciado y con un estornudo intento,
pero la presión es insoportable.
Por más que quiera, no puedo olvidarte.
Sin tí, ¿Cómo vamos a continuar?
Sin tí, no hay eco.
Sin tí, mi música se queda sin tocar,
sin escuchar.
REACCIÓN (PARTE II):
Desde mi sordera te escucho decir:
Esa sensación de extraña meditación,
de extrañeza en tí mismo, todo este tiempo he
sido yo.
Yo soy aquel lacrimógeno vacío en tí.
Soy yo.
Sí, aquel que te hace sentir lleno.
En esas lágrimas de preguntas sin respuestas,
estoy.
En los momentos de sonrisas, de emoción;
Aunque no lo notes, ahí sigo.
Y ahora en este vacío que estas sintiendo
aparezco para decirte que no pasa un día
sin que piense en tí, porque te conozco estoy
contigo hasta el fin de los tiempos y más allá.
Solamente aparecí para saludarte y para
recordarte que tú...
Jamás me olvidaste.
En la oficina del abuelo decía: Dios concédeme: SERENIDAD para aceptar las cosas que no puedo cambiar. VALOR para cambiar aquellas cosas que puedo. SABIDURÍA para reconocer la diferencia. Y PACIENCIA para llegar a la meta.
sábado, 28 de noviembre de 2009
domingo, 15 de noviembre de 2009
Carta a la desesperación:
Ojos turnios, vista perdida.
Mis venas bombean odio, ira
y creo que este sentimiento me va a hacer
estallar. De la vida me voy a olvidar.
Maldito sea el tiempo.
En mi prisión estoy, esperando el fin
para poder sentirme libre.
Las lágrimas pudren mi alma.
Ceño fruncido, negras vestiduras.
No puedo entender este infierno que estoy
sintiendo.
No tengo aliento para terminar esta carrera por
llegar al infinito, simplemente no tengo nada más
que dar.
Todo he perdido, todo se va oscureciendo.
Aposté todo, no gané nada.
Ya estoy vacío, así es como a la agonía estoy
llegando.
Estoy ciego, no veo más camino, aquí se acaba.
Entonces canté un himno de angustia, de ayuda.
Clamé por una luz en el horizonte, nada.
Estoy ardiendo en esta vida.
No quiero más, estoy hastiado,
me quiero ir.
Adiós.
Ojos turnios, vista perdida.
Mis venas bombean odio, ira
y creo que este sentimiento me va a hacer
estallar. De la vida me voy a olvidar.
Maldito sea el tiempo.
En mi prisión estoy, esperando el fin
para poder sentirme libre.
Las lágrimas pudren mi alma.
Ceño fruncido, negras vestiduras.
No puedo entender este infierno que estoy
sintiendo.
No tengo aliento para terminar esta carrera por
llegar al infinito, simplemente no tengo nada más
que dar.
Todo he perdido, todo se va oscureciendo.
Aposté todo, no gané nada.
Ya estoy vacío, así es como a la agonía estoy
llegando.
Estoy ciego, no veo más camino, aquí se acaba.
Entonces canté un himno de angustia, de ayuda.
Clamé por una luz en el horizonte, nada.
Estoy ardiendo en esta vida.
No quiero más, estoy hastiado,
me quiero ir.
Adiós.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)