Estar vivo me hace
pedir auxilio.
Estar muerto me deja
tranquilo.
Hay algo que creo no
haber entendido y las reglas
de este juego, a ratos maldito, no deja
rastros para ser comprendido.
Ésto es abrir los ojos;
jamás pensé ser tan flojo.
Tengo sueños cojos.
Quiero vivir sin pedir,
morir sin exigir y la tranquilidad de
un algo que no sabe qué más escribir.
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