Estuche arriba;
Lapicera escrita.
Un día de sol encandila los
objetos que por sombra se oxidan.
Pasan las horas con naranjas que
dormitan y los brazos que sujetan
los objetos que tiene éste día, se desorbitan.
Fuera del espacio he visto nuevamente a
Gervasio.
Flota el ermitaño;
Vaga como moscas en
el azno y aquellos paños que cubrían
sus años se extendieron al son de las
grandes manos.
Alguien le robó el fuego que lo hacía
estar sano.
Su vida se esfumó en el siglo pasado
buscando la llave que aliviara ese
sueño tan pesado.
En el hoy inventado
desorbita cansado con la esperanza
de encontrar su sueño frustrado.
Un ave cacarea en el desván
presagiando que sus penas pasarán.
El barbudo ha sonreído y,
con desenfreno, grita que sus lágrimas
no han concluido.
El plumífero al horno se va por las
mentiras que mi amigo no quiere
escuchar.
La vida del pájaro
ardía con unas llamas
que a Gervasio atraían.
Lo vió incendiarse.
Lo vió volarse.
Éste es el fuego que
hace años vió apagarse.
Cantando rimbombante
decidió desnudarse para
no volver a quemarse.
El hombre ha vuelto a encontrarse.
En la oficina del abuelo decía: Dios concédeme: SERENIDAD para aceptar las cosas que no puedo cambiar. VALOR para cambiar aquellas cosas que puedo. SABIDURÍA para reconocer la diferencia. Y PACIENCIA para llegar a la meta.
lunes, 15 de noviembre de 2010
lunes, 8 de noviembre de 2010
EL ATARDECER DE LAS NUBES
En los caminos del pasado
ella caminaba; En esos aires
que rodeaban aquellos veranos
que nunca terminaban.
Todo quedaba.
Un poderoso día se acercaba...
el que nunca pasó.
El aire que antaño sopló en mi
rostro volvió a tocarme de forma
inesperada.
Una armonía color rosa sonaba
en un invernal día de primavera.
El cielo se tapaba.
Se oscurecía mientras observaba
el atardecer de las nubes.
Mis pensamientos se han desvelado una y
otra vez imaginando aquel momento en que
después de tantos giros, probaría mis
pasados suspiros.
Te he visto en una noche llena
de memorias y, de espaldas,
corrían preciosas.
Mis pensamientos te tenían más
hermosa.
Entre bailes y risas
la noche se esfumó y ese recuerdo,
rápidamente, se guardó.
Los caminos han vuelto a ser nostálgicos.
La música que sonó, me transportó.
La lluvia que cayó, me absorbió.
Todo retornó.
En esos instantes, en mí se crean los ejes
que hacen que esa amargura se vuelva
asíntota.
Tu recuerdo en mi mente rebota.
ella caminaba; En esos aires
que rodeaban aquellos veranos
que nunca terminaban.
Todo quedaba.
Un poderoso día se acercaba...
el que nunca pasó.
El aire que antaño sopló en mi
rostro volvió a tocarme de forma
inesperada.
Una armonía color rosa sonaba
en un invernal día de primavera.
El cielo se tapaba.
Se oscurecía mientras observaba
el atardecer de las nubes.
Mis pensamientos se han desvelado una y
otra vez imaginando aquel momento en que
después de tantos giros, probaría mis
pasados suspiros.
Te he visto en una noche llena
de memorias y, de espaldas,
corrían preciosas.
Mis pensamientos te tenían más
hermosa.
Entre bailes y risas
la noche se esfumó y ese recuerdo,
rápidamente, se guardó.
Los caminos han vuelto a ser nostálgicos.
La música que sonó, me transportó.
La lluvia que cayó, me absorbió.
Todo retornó.
En esos instantes, en mí se crean los ejes
que hacen que esa amargura se vuelva
asíntota.
Tu recuerdo en mi mente rebota.
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