viernes, 30 de abril de 2010

ENTUMECIDO

En los días saboreo una
extraña sensación de mareo;
La vista observa el horizonte
movedizo mientras el bolígrafo
deja caer suaves lágrimas de tinta.

El corazón pasa horas descifrando
aquellos escritos fortuitos; más alto voy,
más siento como el hielo obra sobre mi pecho.
Los recuerdos congelan mi presente y mi alma
clama por un ser ausente, envenenas mi mente.

Mis manos están tiritando y ese pulso
se está acabando. Estoy temblando.
No soy.
No voy.
Eternas nevazones.
Las letras son cada vez más confusas,
la fría oscuridad toma el control de un cuerpo
que ya no siente; ni miente.

Elevo un suspiro rogando al cielo por una luz
que abra mis ojos.
Antes de caer, elevé un último suspiro rogando
al cielo por una voz que pueda escuchar dentro
de esta sordera.

Mi mundo se hace pequeño y el bolígrafo que
antaño lloró, por fin en silencio quedó.
Ya no hay más...

El corazón dejó de latir y, en él,
el frío dejó de existir.
El sol alumbró el otro lado del mundo.

La vida fue fría.
La vida estuvo ausente; ahora puedo
decir que aquella luz por la que clamé
tan fuertemente, de algún modo, está presente.

viernes, 16 de abril de 2010

UNA MAÑANA

La luz del sol ilumina
las plantas y a la vista
están las hojas que con
gotas de plata bellas se
adornan.

Una nueva mañana,
gran aventura.
Apresurado, al cajón
del escritorio voy, pronto
hice a estas cosas ver el sol.

Brillante encandilación y
alegría le dan al corazón, ver
semejante estación que hace
años no veían razón.

Despejo mi mente y dejo
espacio libre para que entres
por mi frente.
Lléname, para poder sentirme liviano.
Úsame y me sentiré libre.
Haz silencio, que quiero escucharte.

Te escondí en un cajón y me perdí.
Hoy, decidí comenzar de nuevo,
partí desde la oscuridad.

PAULA

Estuve con una estrella,
dulce y graciosa brilla ella.
La prisión de su centella en
mí deja su estela, mi mente
simplemente espera.

La dulce voz que habló
creo que me encandiló.
No sé bien qué pasó;
Solamente una sonrisa bastó
para encerrarme en la jaula.
¡Ahhh Paula!

Desparramas tu polvo por donde
quiera que vas y no hay persona
que no de la vuelta a mirar semejante
brillar.
Largos suspiros se toman el tiempo y
aquellos sueños de espacio me van
dejando, despacio.
La luz inunda mis ojos.
El sol alumbra la sala.
Eras tú...Paula.