La muralla que se vio al espejo
contempló la imagen que salió de
un reflejo compuesto de cristal.
Si pudiera creer, me quebraría en mil pedazos.
Si pudiera contener, sería capaz de conocer.
Si tan solo viera lo que no es negarse...
El silencio se escucha tan fuerte por los alrededores
que me es imposible sentir calor.
El frío ha hecho su reino cerca,
sentimientos escarchados.
La ruleta ha decidido mi destino y no es que no haya
intervenido, mas todo esto de enfrentarse a aquello en que
no pedí convertirme me tiene colgando de un hilo.
El vacío que hay abajo mío amenaza con levitar hasta que
no me pueda saciar...
Y es que el frío no me deja probar aquello que supone ser un dulce manjar,
la ruleta ha caído en las alturas.
La casilla dice que de ésta no me puedo zafar.
¿Es posible vivir en tanta oscuridad?
Si tuviera una condena que fuera real...
A algunos les toca vivir,
a otros les toca morir y hay
unos pocos que les toca soledad.
Vivir sin tener con quién existir.
La muralla, resignada, da la espalda a un espejo
que le ha enseñado aquel espacio hueco que deja
el lamento.
Hay cosas ciegas
Hay cosas sordas
Hay cosas irreflexivas
Hay cosas frías y calculadoras
Hay cosas que cuando estás...no están.
Es esta condenada ruleta de la que no me puedo librar.