El arquero es, sino, uno de los más importantes jugadores en el fútbol, sus determinaciones son vitales para el triunfo como lo son sus errores para una derrota. El ser arquero va mucho más allá de saber pararse o volar de un poste a otro, un arquero de verdad tiene que tener la mente fría como el hielo y voz más fuerte que mil truenos. Es el jugador que posee y asume las mayores responsabilidades.
La mente fría para tomar la correcta decisión a la hora de enfrentar una situación complicada en la que juega el destino de un equipo.
El gritar de un portero dentro de la cancha resulta decisivo para un equipo, semejante a la acción de Dios.
Dios ve y conoce a todas sus creaciones, sabe qué harán o qué van a pensar, ¿Se imaginan si Dios no nos hablara? Obviamente que todo sería un verdadero kaos. Lo mismo pasa con un guardameta, si el ya mencionado no se pronuncia a su equipo y advertir a sus defensores lo que pasa a sus espaldas, lo más probable es que ese equipo no funcione con un buen aceite.
Dentro de la formación básica para hacer a un excelente arquero, está la confianza, la seriedad y el respeto con que sus compañeros de equipo vean a su portero. Volviendo con las analogías, un arquero debe ser constantemente apoyado, ya sea por sus buenas o malas decisiones como Cristo en la cruz (guardando las proporciones), si sus discípulos no hubiesen confiado en Él, Jesús hubiese muerto en vano poque todos sabemos que la base de la Cristiandad es la Fe. Por eso es tan importante que los compañeros de equipo acompañen (y confíen en sus decisiones ciegamente) al portero en el calvario de un error y no se conviertan en uno más del pueblo que lo crucificó. Den razones para enmendar su error y no para repetirlo.
Jugar de arquero implica ser una persona respetada, valiente y temida; Dentro y fuera de la cancha.
¿Le hubiesen hecho caso a Jesús si hubiese sido una persona poco seria y buena para la chacota?...Por eso un arquero tiene que estar bien enfocado en su misión de guardián. Tiene que irradiar seguridad a sus compañeros, saber que con él bajo los tres palos nada va a pasar.
Al entrar en el área los rivales deben entender que están entrando en una zona donde no pasa absolutamente nada porque estas tú ahí y mientras estes en juego vas a hacer todo lo posible por sacar al extranjero de tu territorio. El dueño eres tú.
Incluso fuera de la cancha, con los compañeros, ellos deben tener claro que a ti no te interesa lo que hicieron el fin de semana pasado, sino que, estas pensando en el partido de los próximos días.
Conozco muchos arqueros, grandes arqueros, los cuales no tuvieron muchos amigos dentro del equipo, pero que cuando atajaba lo veías volar con tal soltura y tanta elegancia...pucha que era pesado en ese momento (irónicamente hablando).
Es muy difícil lograr tal perfección y más aún si no tienes a Dios a tu lado, el mejor arquero de todos los tiempos.
El secreto de un arquero impasable está en qué tan estrecho es su lazo con Dios y qué tan sereno es. Como dicen por ahí: "Nada te turbe, nada te espante, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta". Un arquero con Dios...nunca le va a faltar agilidad o rapidez, mientras Él esté en su corazón, el error nunca será una opción.